Difícil es para mí poder escribir todas las emociones que he vivido en ese magnífico país con una gente tan entrañable y tan amable. Es triste ver en las noticias que Egipto se está dividiendo y que empiezan unos enfrentamientos que afectan a toda la población. Una población por lo general tranquila que le gusta vivir en paz su vida sin meterse con los demás.
Gente que a veces y a duras penas no tiene más que lo esencial, pero donde los niños ríen, las familias se quieren, los padres arropan a los niños y les enseñan lo que pueden.... Son a veces los propios niños los que deben hacer trabajos caseros y agrícolas, pero al menos de cara al visitante lo hacen con la alegría en sus caras, al saludarlos.
También por supuesto intentan vender algún muñeco o alguna cosa que ellos mismos hacen, cualquier cosa les viene bien, a veces devuelven la sonrisa al viajero y si este les da algún caramelo, algún bolígrafo ó alguna chocolatina les cambia por completo la cara... a mejor!!!.
Algunos turistas quizás abusan de la hospitalidad de este pueblo, pero si éste le trata con respeto y el respeto es mutuo entonces se produce una empatía entre visitante y visitado y éste responde con gran generosidad a los deseos del visitante ávido de cultura y de ver los magníficos templos del país.
Egipto goza de unos paisajes increíbles, no sólo de templos y de desierto. Los alrededores del Nilo convierten en verde todo lo que el agua puede tocar. Y esas riberas se convierten en un lugar donde la pesca suele ser abundante y el ganado tiene suficiente para comer. Allí muchos de los habitantes cuidan de esas dos funciones que es pescar y cuidar el ganado y todo ello rodeado de un ambiente tranquilo y aparentemente bucólico.
En las ciudades los mercados son un punto neurálgico, donde se une los negocios, las compras o el regateo. El viajero sabe que a el le cobrarán mucho más pero hay que pensar que más falta le hace al que se ve accidentalmente con un turista comprando en un mercado local, y por tanto irá a buscar a alguien para que le diga el precio de algo, en mi caso compré alfalfa para el caballo que nos conducía a un puerto del río desde un templo, pobre caballo!!!, le dije al conductor que parara y me adentré en el mercado. Tal vez a los turistas desconfiados no le gustaran las formas pero quien los conoce sonreirá al ver como abren los ojos, y cobrando algo que para el occidental no representa nada y que hará muy feliz al vendedor.
Los niños son un eje muy apreciado en Egipto por parte de sus padres, y los que no pueden estudiar ayudan a sus padres en sus labores. La gente vive en la calle, o en ocasiones también malvive. Que lástima que un país con los recursos de Egipto (turismo, canal de Suez, petróleo... etc) la riqueza esté tan mal repartida...
Hace dos años paseando en una faluca, me decían que en Aswuan las falucas estaban casi todas paradas, ahora supongo que aún habrá más paradas. En Luxor había un 80% de ocupación en los hoteles, hoy sólo un 4%. Me pregunto como lo estarán pasando ahora mismo. Ojalá pronto pueda restablecerse el turismo en Egipto pero de momento parece difícil.
Que imágenes todavía presentes en mi mente del desierto inacabable de Egipto, de esos dromedarios que van a ese paso tan característico por la arena, y que incluso inspiran simpatía al que se atreve a ir en sus lomos. Otros ritmos de transporte, otra vida, otra dimensión.
Desde luego hay que reconocer que lo hacen lo mejor que pueden, incluso cuando la barrera del idioma es evidente, suelen estar provisto de una sonrisa, de unos gestos suaves, y de buenas maneras. Son gente muy paciente.
Las nuevas generaciones además siguen los pasos de sus mayores y se tropiezan con el visitante también con una sonrisa, accediendo a fotografiarse con alegría y todo hay que decirlo algunos incluso hablando inglés bastante bien, en este caso son niñas que van al colegio, se les ve mucho mejor vestidas que otras y además alguna le delata que lleva un móvil en la mano, cosa que allí no está al alcance ni siquiera de todos los mayores... es otro mundo.
En los pueblos rurales, fuera de las rutas turísticas un turista es capaz de parar a todo el pueblo ya que no están acostumbrados a ver a alguien que no sea de allí. En este caso nos tratan estupendamente, y además todos allí no pueden disimular una alegría abierta por que el día es especial... alguien de fuera ha llegado al pueblo, y durante ese momento sonríen e intentan ver de cerca a los extraños extranjeros. Por otro lado algunos se pondrán la serpiente en la cabeza, o nos intentarán hacer de guía, de no quererlo es suficiente una sonrisa y un no rotundo, al igual que las masas que vienen al turista a ofrecer cosas, ya que tienen necesidad de vender para poder dar comer a los suyos.... supongo que nosotros si lo necesitáramos también lo haríamos.... ¿o no?
Me gustaría saber que es de todas esas personas que vi, sólo puedo desear que estén todos bien. ¡Pobre gente! ¡pobre país!. Les deseo lo mejor...
Si estoy de acuerdo en que esos valores como la amabilidad la empatia y el sentido de familia ..unido a esa forma de afrontar las dificultades con esa sonrisa en la cara, es algo que el pueblo Egipcio tiene de manera innata.
ResponderEliminarPor lo que he podido comprobar en mis viajes no solo a Egipto, sino cualquier pais de Oriente proximo o Africa en general; estos valores son propios de las personas que no tienen para vivir más que lo necesario y a veces por desgracia ni llegan a tener cubiertas las necesidades más basicas.
Sin querer entrar en moralinas valga esto para dar un pequeño homenaje a todas estas personas que nos dan ha todos una lección de humildad siempre sin perder un apice de dignidad y de orgullo por pertenecer a una tierra donde se inicio una de las más importantes civilizaciones del mundo.
Salam Salam Salam!
Marisa Tur
Hola Marisa. Totalmente de acuerdo contigo y ésta precisamente era la sensación que quería trasmitir. Y efectivamente en ningún país siquiera vecino de Egipto, he podido encontrar (ni de forma parecida) las cualidades que he encontrado en la gente de Egipto. Un abrazo.
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