Transcurría el año del Señor de 1.041 cuando un monje llamado Domingo Manso, procedente del Monasterio de San Millán de la Cogolla huía del Rey de Navarra y llega a este Monasterio de San Sebastián de Silos (sí, ese era su nombre entonces), ya que el Rey Fernando I de León, le encomendó este Monasterio, para que le diera el auge perdido de antaño, cosa que consiguió edificando entre otras cosas este magnífico claustro que todavía hoy podemos disfrutar. Con el tiempo, este monasterio cambiaría de nombre y llevaría el nombre de este monje ya convertido en santo Santo Domingo de Silos que pasa a ser patrón de este lugar.
"Tus arcos y capitales infatigables,
¿quién los hizo?, ¿poeta ó escultor?
...¿o bajaron los ángeles del cielo
con los planos ya trazados del Señor?"
El claustro se trata de una construcción de dos plantas superpuestas, realizadas en diferentes épocas. El de abajo está realizado en dos claras épocas distintas. La primera del siglo XI y la segunda del XII. La parte superior se empezaría a construir a finales del siglo XII.
Los bajorrelieves que van separando los puntos cardinales en el claustro, son sencillos como el gusto románico, pero excepcionales. Cada uno de ellos merece por si solo un análisis con detenimiento, sobre cada obra, cada personaje, cada historia. La imagen de arriba pertenece a la obra conocida como Los discípulos de Emaus, y en ellos se aprecia el detalle de los ojos con azabache negro
Tal vez el más popular de ellos es el que aparecen todos los apóstoles y se le conoce como la duda de Santo Tomás. Fue realizado en la última década del siglo XI. Viene a ser el símbolo ó icono que representa por sí solo el claustro entero o incluso toda la población de Santo Domingo de Silos. En cada apóstol que aparece en la escena, existe su nombre a través de la corona que porta cada uno de ellos. Todas del mismo tamaño excepto la de Cristo que es más grande que el resto de los personajes, realzando así su dignidad. El autor de esta obra escultórica es anónimo ya que suele eso ser habitual en el arte románico.
60 arcos componen en total los arcos del claustro inferior, y por ende otros 60 en el superior. En cada esquina los relieves, célebres como ya he indicado. Pero además del anteriormente explicado de la duda de Santo Tomás, existen algunos otros que también son muy populares ya que son excelentes muestras de arte románico por si solos, como el de la Ascensión, Pentecostés, la sepultura y la resurrección, el descendimiento y los discípulos de Emaús que veíamos un poco más arriba. Otro bajorrelieve conocido como la anunciación es otra obra maestra al igual que otra algo más deteriorada que se denomina el árbol de Jesé.
Silencioso Ciprés, cuya negra silueta,
como un dedo gigante me señala una meta
allá lejos, muy lejos...: un palacio de bruma
una isla de oro, una ilusión de espuma,
la sombra imperceptible de una forma querida
que sin cesar persigue el alma dolorida.
Fray Justo Pérez de Urbel (en su libro In Terra Pax)
Fray Justo Pérez de Urbel (en su libro In Terra Pax)
El ciprés de Silos es un árbol que sigue vivo aún hoy (de cuatro que había anteriormente). Tiene más de 25 metros de altura y fue plantado en 1.882. Al toque de piedra, el ciprés se encarga en el jardín del centro del claustro de dar su toque verde y marcar el camino del paseante ó monje que medita en el claustro... ¡el cielo!. Ha sido evocado por escritores y poetas, y hoy además es el ciprés más viejo de España.
Los adornos de los capiteles son diferentes en cada grupo de dos columnas que separan el arco de la columna. Motivos religiosos, seres mitológicos, animales ó simples líneas decorativas prevalecen en ellos. Cuando paseamos por este lugar, la historia de este lugar se nos incrusta haciéndonos partícipes de este lugar, y donde podemos sentirnos más cerca de Dios.
Por último podemos también observar en el claustro el lugar donde estuvo enterrado el ya popular abad de Silos. Allí todavía se conserva su antigua tumba que es otra obra de arte con una impresionante escultura del antiguo abad del monasterio. En el año 1.076 fue canonizado y su cuerpo se llevó al interior de la iglesia del monasterio donde ocupa un lugar relevante.
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