sábado, 7 de julio de 2012

BASÍLICA DELLA SANTISSIMA TRINITÀ DI SACCARGIA

 
Cerdeña es la segunda isla más grande del Mediterráneo, y con una historia muy compleja. Heredera de un laberinto de lenguas históricas y a medio camino entre los Toscanos, el reino de Aragón, antiguo reino de España y actualmente italiana, mantiene unos secretos únicos que son secretos a voces, pero a voces de compleja historia.
 
Y allí, relativamente cerca de Sassari, pero en la carretera que une Sassari y Olbia, se yergue majestuosa esta antigua basílica, que es la obra románica más impactante de otras tantas que se reparten por la zona, cada una con su historia y su complejidad, pero sin duda la gran obra maestra es ésta.
 
 La Basílica de la Santa Trinidad de Saccargia, se ha convertido yá en uno de los iconos que representan la isla de Cerdeña. Se encuentra en la zona conocida como Codrongianos y aunque fue abandonada en el siglo XVI, actualmente ya en el siglo XX se ha recuperado para que los turistas y todo aquel que le guste el arte lo disfrute.
 
En este caso nos encontramos un curioso edificio románico, o para ser más exactos románico - pisano. A pesar de los numerosos edificios románicos que hay en sus proximidades, éste sin duda es el mayor exponente y el más importante en ese estilo. Por supuesto recuerda mucho a los edificios toscanos y no es casualidad. Ya que estaba bajo dominación de la toscana cuando se realizó en la isla este edificio.
 
Aproximadamente a principios de los años 1.100 fue cuando se finalizó esta construcción, encima de las ruinas de un edificio sacro anterior. No sólo era una simple basílica (que es lo que prácticamente queda hoy) sino una abadía habitada por monjes benedictinos de la orden de la camáldula.
 
A pesar de lo sencillo del arte románico, aquí vemos infinidad de elementos decorativos, no es casual que uno de los símbolos que más ofrezcan los elementos del pórtico sean los relativos a la vida campestre ya que incluso hoy este lugar está situado en una zona rural.
El estilo pisano que vemos en este edificio es considerable en cuanto a construcciones que se hicieron más tarde así sobresale por ejemplo el campanario y el pórtico, tanto uno com otro se cree que lo ejecutaron ingenieros, arquitectos y albañiles de la zona toscana de Lucca.
 
Este estilo tan inusual de románico (excepto en la zona de toscana) también se le conoce con el nombre en la isla de románico sardo. En la parte posterior de esta basílica podemos darnos cuenta que su crucero es triábsidado
 
Hoy día nos queda poco que ver, en relación a lo que antiguamente fue. Los monjes debían saber lo que es estar aislados. Aunque se puede visitar a cualquier hora, tal vez visitarla al atardecer puede hacernos ver la basílica con ese color dorado que solo podremos ver a esa hora, que combina con el rojo de su techo a dos aguas y por la parte de poniente veremos algunos restos de lo que debió ser un gran conjunto religioso que fue construido en cumplimiento de un voto del juez Constantino I y de su esposa marcusa. He de aclarar que lo de juez proviene de que antiguamente Cerdeña estaba dividida en cuatro juzgados (judicati) y que cada uno tenía su propio territorio. Lo único que no cuadra aquí es que esta basílica no estaría en el juzgado de Arborea sino en el de Logudoro donde pertenecía la ciudad de Sassari, pero este misterio supongo que lo resolveré otro día.
 No es dificil adivinar que la piedra es una mezcla de elementos basálticos que le confieren el color negro mezclados con piedra caliza. Para ello la piedra que utilizaron era de esta zona concretamente. De la antigua abadía poco nos queda, algunas ruinas, pero la basilica se ha conservado bastante bien en relación a la antiguedad de estos edificios. 
 
Ya en su interior es donde vemos otra de las peculiaridades de esta iglesia. Y es su espectacular fresco en el ábside central y que es el único conservado en toda la isla de la época románica. Se supone que el fresco data de mediados del siglo XII, y el Pancreator en su parte superior sería el motivo central de esta magnífica pintura.